Pobres Tapias
Estas cuatro paredes seguirán siendo el templo de
silencios vividos; cambiantes y enojadas
Balancean eternas toda esperanza.
Encasillan mi demencia con destreza y
sacuden los delirios como polvo exacerbado de la luna.
¡Pobres tapias dolientes!
Encerrar mis silencios no es posible cuando no están los suyos.
Estas cuatro paredes me rodean confusas, altivas y
orgullosas emergen ante mí y me atrapan las manos.
Alimentan mi cuerpo con mentiras escuetas, despreciables…
¡Pobres tapias dolientes!
Atraparme las manos no es posible cuando no están las suyas.
Estas cuatro paredes me abandonan de noche y me sueltan las
manos con desprecio y bravura.
Se entristecen entonces sus muros agrietados y derraman escarcha
como lágrimas tristes.
¡Pobres tapias dolidas!
Encerrar una vida no es posible cuando no está la suya.